Os traigo en este post un objeto muy valioso…un maletín. Es valioso por lo que contiene: instrumentos, instrumentos para conseguir cosas. Me gusta llamarlo el “Maletín del Científico”. Veréis…
La ciencia no sólo es importante por los datos y conocimientos que aporta, que desde luego…pero también lo es porque aporta unos valores y nos ayuda a estructurar la forma de pensar.
Vamos a centrarnos en esta segunda faceta de la ciencia porque es fundamental, porque todo lo que aporta la ciencia en este ámbito es extrapolable a cualquier ámbito de la vida: nos ayuda a ser más completos como personas, a entender mejor a los demás y a pensar mejor. Y al final, si entendemos mejor a los demás y a lo que nos rodea, y sabemos pensar mejor, tomamos decisiones más acertadas.
Así es que, vamos a ver lo que hay en el “maletín del científico”, ¿os parece?
Abrimos el maletín y encontramos el primer objeto…Una lupa.
La lupa simboliza observación. Una lupa para observar: lo primero que tenemos que hacer antes de nada, antes de hablar, antes de emitir un juicio, es observar, ver qué pasa. E importante: observar por nosotros mismos. Y observarnos a nosotros mismos también: conocernos, saber cuáles son nuestros defectos y nuestras virtudes y saber dónde están nuestros límites. Los científicos somos humanos y debemos conocernos para estar atentos contra nuestras propias “deformaciones”, que no formaciones, y evitar que intercedan en nuestro análisis científico. Por tanto, lo primero: observar lo exterior, y a nosotros mismos.
Venga, vamos a por el segundo…
Un birrete.
Son esos gorros típicos que solemos ponernos cuando nos graduamos. ¿Y qué puede simbolizar el birrete? Si yo os dijera por ejemplo que un espectacular coche deportivo puede ser vuestro por tan sólo 3.000 €, ¿qué diríais?…Posiblemente algo os haría sospechar y pedirías poder revisar el estado del motor, el chasis, comprobar si el vehículo tiene alguna carga….revisarlo en general antes de comprarlo.
Pues eso simboliza el birrete: la capacidad crítica, la contrastación de la información; el no quedarnos sólo con la primera información que nos den de un asunto. Pensad en este hecho como si tuviéramos que presentar un tema a un superior y de ahí el birrete: como si tuviéramos que defender una ponencia ante un tribunal. Tenemos por tanto que estar bien informados. Así es más fácil que no nos timen, por un lado, y por otro, es más fácil defender lo que queremos.
Sigamos viendo qué más instrumentos tenemos en el maletín del científico.
Mirad…un espejo.
El espejo nos viene muy bien para simbolizar la capacidad de ver las cosas desde diferentes ángulos, desde diferentes puntos de vista. Hay que saber interpretar los datos, la realidad, no sólo como la interpretamos nosotros mismos, sino disponer también de la capacidad para interpretarla como lo harían los demás, ponernos en el lugar de otros: con estos datos y la información de que dispone Juan, ¿cómo pensaría, actuaría o diría Juan?.
Proseguimos. Ponemos ahora las siguientes “herramientas” sobre la mesa…
Un círculo; un puzle; lápiz y papel; y un símbolo de infinito.
Veamos qué simbolizan estos objetos.
El círculo: la perseverancia. Dar vueltas una y otra vez al concepto hasta conseguir materializarlo en algo, entenderlo, dominarlo.
El puzle: la capacidad de relación: identificar las piezas, los ingredientes y establecer la relación entre ellas para obtener la imagen final, el modelo, la teoría que engrana las piezas y nos permite ver la imagen, entender qué pasa. Saber identificar también qué piezas faltan, y, si no se encuentran, crearlas.
Lo cual nos lleva al siguiente instrumento: la creatividad, simbolizada por el lápiz y el papel: tener capacidad de imaginación para crear, ya sea a partir de algo existente, o desde cero.
¿Y el infinito? Pues con el infinito quiero simbolizar la curiosidad, la capacidad infinita de asombrarnos. De hecho una de las cosas más bonitas de la ciencia es que nos permite ser niños eternamente porque siempre nos estamos preguntando ¿y por qué y por qué y por qué?….
Y también…extraigamos otro objeto más….hay que ponerse, de tanto en tanto, como científico, la siguiente herramienta…una capa de superhéroe….porque también nos toca ser algo superhéroes para luchar contra corriente muchas veces, y también para ir más allá, proponer, explorar…y si me permitís también, para luchar contra los malvados de la película: las irracionalidades, las supersticiones, las pseudociencias.
Sigamos ahora con los dos siguientes objetos: una flor de ángel y un ladrillo.
La flor de ángel simboliza la volatilidad, y el ladrillo la solidez. Todo lo que proponemos en ciencia es volátil hasta que la Naturaleza demuestre lo contrario. Por tanto, puede desaparecer como una flor de ángel cuando la soplamos, o pasar a formar parte del cuerpo sólido de la ciencia, pasar a formar parte de los cimientos de la ciencia, como los ladrillos lo son de las construcciones. La Naturaleza es el último juez. No importa lo bonita, lo matemáticamente bella que pueda ser una teoría, lo mucho que nos guste la idea o si la predica el Señor Albert Einstein o el Señor Adolfo García….Si no pasa el test final de la experimentación, el juicio de la Naturaleza, no sirve. El científico arriesga años de trabajo y credibilidad para proponer sus hipótesis, las cuales pueden o no ser validadas en este juicio inexorable. Los científicos desarrollamos una tolerancia especial al riesgo que es válida en otros ámbitos de la vida.
Acabamos ahora con el instrumento final….
Un guisante…
El guisante simboliza la humildad y también lo incómodo que puede resultar a veces, como en el cuento de la princesa y el guisante bajo el colchón, romper con lo preestablecido, con los prejuicios, abrir la mente a nuevas ideas. Con cada avance, nos ponemos más en perspectiva. Pensábamos primero que el Sol giraba a nuestro alrededor; luego vimos que no, que éramos nosotros los que girábamos alrededor del Sol. Vimos luego que nuestro Sol no es único, que existen otros soles; y vimos luego que incluso existen más planetas orbitando esos otros soles. Los dos siguientes pasos más grandes en esta escala de la humildad serán comprobar si existen más formas de vida en este Universo; e incluso podríamos saber también que ni siquiera nuestro Universo es único, sino que existen multitud de ellos. ¿Qué otra disciplina puede ponernos tan en perspectiva y aportar mayor lección de humildad?
Ya veis pues: Un científico no es en definitiva alguien tan ajeno a nosotros. De hecho, la ciencia es algo natural en cada individuo ya que disponemos de forma natural de esas herramientas: vienen en nuestro “software” por defecto. Otra cosa es que las utilicemos más o menos. Pero ahí están, las tenemos: están en nosotros y no hay que salir a buscarlas: es sólo cuestión de utilizarlas.
Gloria García-Cuadrado
Físico Teórico
Publicado para “Órbita Laika: La Nueva Generación”