Nací un 14 de Enero de 1974 en Barcelona. Veo cosas que me preocupan. Hay dos grandes verdades inexorables sobre la vida que he aprendido. La primera la aprendí cuando aún era pequeña: nos vamos a morir. La segunda la he aprendido hace unos cuatro años, y aún la digiero, por dura, quizás más incluso que la primera, y me supone una lucha interna que he de confesar aún no tener resuelta. Esa segunda verdad inexorable es que merecerse algo no es garantía de conseguirlo.
Capítulo 1: El abandono.
Nadie se merece morir sólo, durante una enfermedad, abandonado en un hospital durante semanas. Desde luego mi madre no se lo merecía. Una vida llena de sacrificios, valores correctos, esfuerzo, autoaprendizaje, superación personal…para acabar así… Ya lo había preparado todo para llevármela a lugar seguro, lejos de la oscuridad en la que estaba viviendo, para darle luz, llevarla de nuevo a casa para que empezase de nuevo. Lo preparé todo…pero no llegué a tiempo. La enfermedad se la llevó antes de poder salvarla. Pero mi madre había cometido antes, años antes, otro abandono, el peor abandono que uno puede realizar: abandonarse a uno mismo. Durante esos días tengo el consuelo de saber que pude rescatarla de ese abandono personal y devolverle su dignidad y fortaleza, la que siempre había exhibido y que me inspiró tanto durante mi infancia: le devolví su nombre y su yo. Le hice recordar quién era ella.
Capítulo 2: Si estos valores no sirven…disculpa, pero no tengo otros.
Pasaje 1: Las reglas del juego
Soy madre. Me preocupa la deriva que observo. Los valores que promulgo no están en el tablero de juegos en el que se juega. Las reglas del juego que nos estamos construyendo como Sociedad, van por otros derroteros. ¿Qué hago si no puedo jugar con lo que tengo, si mis reglas no son las del juego activo?
Cada vez somos más reactivos y menos activos; cada vez tenemos más inputs de información no generada por nosotros que gestionar; cada vez más cosas que responder…Esto está generando una Sociedad no sólo ya de “fast food”, sino de “fast all”. Todo va tan rápido y hay tantas cosas….Por limitación física y mental, tienes que dejar que se cuelen, que “pasen”, cosas que de otro modo, con más análisis y margen de maniobra, no permitirías. Se producen en general más chapuzas; se pierden más las formas porque hay muchas cosas que hacer; el aprobado parece ahora más una meta que el excelente, porque hay que moverlo todo rápido, porque detrás hay otra cola de asuntos a los que atender, de modo que déjalo pasar aunque podría estar mejor. No es mi filosofía de trabajo, pero parecen ser las reglas del juego. Y, por tanto, cuando me muevo, noto resistencia en el medio.
Pasaje 2: Símbolos vacíos
Hace poco tiempo una famosa persona pudiente y adinerada patrocinaba una marca de lavadoras, aunque en la misma rueda de prensa de presentación del electrodoméstico en cuestión, afirmaba que no ponía lavadoras porque las ponía su asistenta del hogar. Poco después otra famosa, actriz y modelo de publicidad en este caso, que había estado vendiendo su vida de pareja como modelo de pareja ideal – y durante años – “sorprendía” anunciando la ruptura con su pareja. Nota al margen y vinculada: ninguna autocrítica por cierto por parte de los periodistas del corazón que habían estado alimentado esa imagen de pareja ideal y potenciándola: los había engañado a todos. Esa misma persona patrocinaba también una marca de teléfonos móviles bajo un eslogan relativo a la inteligencia. Evidentemente no digo que esta persona no sea inteligente – hay muchos tipos de inteligencia y de hecho demuestra serlo en varios de ellos – pero reforzaría ese eslogan de inteligencia que quiere vender la marca que la promocionara alguien que sí vive de esa inteligencia…¿Un científico, por ejemplo?. Ah…pero claro: no es un “influencer”…no tiene muchos “likes” o seguidores en sus cuentas de redes sociales…¿Eso valoramos? ¿los símbolos trampa, las sonrisas vacías, las imágenes de vidas perfectas que no lo son, las palabras sin fondo en los mensajes de twitter?…Desde hace algunos años muchas cosas parecen moverse en torno a las cantidades y no a las calidades. Otra peligrosa deriva de valores.
Pasaje 3: La seriedad ya no “vende”
Hemos extendido el típico trato escolar que se le dispensaba al que sacaba buenas notas, tratándole despectivamente de “empollón” y haciéndosele el vacío, ahora también, al que trabaja con seriedad y profesionalidad. No es el enrollado, o el amigote, o el simpaticote del grupo de trabajo. Es el aburrido, al que se prefiere evitar, o cualquier otra tontería como éstas en esa línea. Lo que vende socialmente es ser enrollado, “cool”, “guay” tener incluso un punto de pasotismo…eso está bien. Ya hemos perdido incluso el hábito de utilizar el nombre de las personas: ahora somos todos “guapo” o “guapa” o “cariño” o cualquier otro apodo vacío que despoja a la persona de su nombre, de su yo. Las gafas de la sociedad se están volviendo miopes y empiezan a enfocar lo directo, lo plano, lo que no exhibe profundidad. Y el sistema de recompensas que nos creamos entre todos parece premiar eso.
Capítulo 3: Constancia…Hasta que los muros cedan.
En estos últimos 8 años, he puesto sobre la mesa de muchos políticos y máximos dirigentes de altas empresas:
- Un proyecto para albergar un puerto espacial en España que acoja las operaciones de vuelos suborbitales de Virgin Galactic
- Un proyecto de hotel espacial en órbita terrestre
- Una planta de ensamblaje en España de Very Light Jets de una conocida casa aeronáutica brasileña
- Una planta en España de customización de interiorismo de aeronaves de aviación privada para Spectrum, un constructor aeronáutico estadounidense
- Una plataforma en España de experimentación en microgravedad basada en vuelos parabólicos llevados a cabo por aeronaves pequeñas
- Un proyecto educativo basado en nanosatélites para acercar a los jóvenes a disciplinas científicas y acercar el mundo de los Institutos y el de la FP al mundo Universitario
- El centro de excelencia en España de Sistemas Aéreos no Tripulados de EADS
- Sagittarius, un nuevo lanzador para nanosatélites
Esto supone una media de un proyecto de gran envergadura por año: son 8 proyectos en 8 años, ambiciosos, de país, de visión amplia…proyectos tractores para potenciar industria local y puestos de trabajo de elevado valor añadido para los jóvenes que estamos formando.
¿Os imagináis que hubieran salido adelante todos estos proyectos? Podríamos haber creado centenares de puestos de trabajo en industrias de valor añadido e intensivas en conocimiento…
Ninguno de estos proyectos ha cuajado. En el último, Sagittarius de Celestia Aerospace, la empresa que he fundado, sigo aún luchando tras cuatro años.
Ante esta evidencia de datos, un análisis procede. Uno puede concluir que esta situación es culpa del promotor ó también que es culpa del ecosistema. Aunque no se debe descartar parte de culpa por mi parte, el ingrediente principal en la respuesta, la variable con más peso en la ecuación, es el ecosistema, porque también he analizado la trayectoria de personas similares a mí en visión e inquietudes, y nos encontramos con la misma tesitura. De modo que prima el factor relativo al medio.
No nos podemos permitir no soñar, no trabajar para poder crear proyectos tractores. Si no surgen las ideas, muchos que compartimos mi filosofía las plantearemos: no está aquí el problema de la ecuación. Pero dejad por favor hacer. Dadle agua a un terreno que tiene todos los ingredientes necesarios – industria, talento, climatología, calidad de vida…- para que los proyectos florezcan. Para que nuestro talento no se tenga que marchar y las ideas germinen y den vida fuera. Reguemos el ecosistema que tenemos para construir país y poder recoger cosecha en el futuro.
Y en este grito a la responsabilidad, llamo no sólo a las Administraciones y dirigentes políticos, sino a todos y a cada uno de nosotros, como Sociedad, para que empecemos a dar valor al esfuerzo. A la nobleza. Al rigor combinado con la flexibilidad. A la educación. A las formas y al respeto. A la inteligencia y al mérito. Al trabajo y a la habilidad. Que no se le corte la cabeza al que despunta. Que el empollón de las clases no se relegue al vacío, sino que se convierta en un modelo a seguir. Que no nos cieguen los estereotipos, sino la luz de mirar y analizar por nosotros mismos. Que no nos coma la envidia, porque la envidia es un problema del que la padece, no del que la suscita: convirtamos el objeto de envidia en modelo: “si esa persona lo puede hacer yo también puedo”, pensemos. Veamos en los demás y en sus ideas, no problemas y barreras, sino oportunidades para crecer, aprender y disfrutar.
Seamos en general más constructivos. Salgamos de casa con la sensación de que cada día es una nueva oportunidad; una nueva página en blanco de nuestro libro personal, en la que podemos escribir lo que queramos; que salimos de casa para explorar, aprender, disfrutar y construir cosas con ayuda de los demás…Para que más tarde, en el ocaso, de vuelta al nido, tengamos el orgullo henchido porque al final del día, y de nuestras vidas, hemos construido cosas que nos trascienden y sobre las que otros podrán apoyarse y hacer camino.
Gloria García-Cuadrado
Físico Teórico
Excelente comentario y reflexión Gloria, lo comparto….. Es algo evidente que, todos, tenemos un final en esta vida y que, por otro lado, ninguno de nosotros obtenemos todo lo que nos merecemos (o creemos merecernos)….. También creo firmemente que todos, sin excñusión, tenemos un cometido, un papel o rol a reslizar en nuestra vida, en nuestras respectivas vidas. Todos nos vemos sometidos a circunstancias, vivenciss y experienciss diversas que, acaban construyendo, o modelando, nuestros respectivos caracteres y forma de ser como personas. Nuestro valor en originario, en origen, como personas y seres humanos se inicia, desarrolla y crece en nuestra familia, de nuestros padres, a quienes tomamos como modelo a seguir, y, los solemos complementar con nuestra formación en la escuela con la educación recibida, además de la experiencia habida de las vivencias con nuestros amigos, con quienes comprtimos momentos de ocio y diversión. La formación recibida, nuestra formación, nos educa y nos cultiva en valores. Considero básicos, como valores propios de todo ser humano, a cuatro de ellos: la sinceridad y la honestidad, propios e intrínsecos de cada uno de nosotros, y la educación y el respeto, valores comunes esenciales para nuestra convivencia en sociedad, en nuestras sociedades, con los demás……
NOTA. Cuando hablamos de valores, a qué nos queremos referir, a qué valor/valores nos referimos o nos queremos referir…..??? Cuál es el valor de decir la verdad procurando, así, que todo el mundo (al menos al receptor/receptores de dicha información) esté bien informado antes de tomar una decisión que, por su previo desconocimiento, podría serle perjudicial de no conocerla antes???….. Cuál es el valor de la vida, de nuestra propia vida, como el período de tiempo que, todos y cada uno de nosotros, tenemos para conseguir nuestra plenitid como personas y seres humanos, y ser felices???…. Cuál es el valor que toma hoy una variable de peso, medida o temperatura???…… Cuál es el valor del dinero para quien lo possee, o tiene, en cantidad suficiente, y cuál es para quien no lo posee o carece de él (de suficientes ingresos económicos) para acometer y desarrollar su vida???…. Cuál es el valor que adopta, diariamente, la cotización de un título de Renta fija (bono u obligación) o de Renta variable (acción) en bolsa???….. Cuál es el valor de la ciencia/de las ciencias como herramienta o instrumento para mejorar nuestra calidad y posibilidades de vida???…… Jejejeje….. Qué valor preferimos en nuestra vida????