Nuestra Sociedad nos está haciendo, y nosotros nos estamos haciendo, cada vez más reactivos que activos.
Multitud de correos electrónicos que contestar, mensajes vía SMS, WhatsUp o vía redes sociales diversas como Facebook, Twitter, LinkedIn…que atender – recuerdo un comentario de alguien en clave humorística respecto a esto, que mencionaba que ahora, cuando tienes que acabar una relación, tienes que “cortar” con esa persona más de una vez, una por cada red social en la que tengas la relación publicada…-
Contestar, contestar, contestar…gestionar “pelotas” de información que te llegan desde todos los frentes.
¿Hemos olvidado el papel en blanco? ¿Hemos olvidado pensar desde cero, por nosotros mismos, sin inputs externos –o con los menos posibles -?
Personalmente es un ejercicio que me impongo a diario, y creo que debemos estar alerta ante esta pérdida de “espacio mental” personal, que conlleva esta inercia de la Sociedad de la información en la que estamos inmersos.
Y no me mal interpretéis: soy una apasionada de Internet y de las nuevas vías de comunicación que nos abre. Creo que ya es impensable una Sociedad sin ellas y que sin duda contribuyen a su avance siendo una nueva herramienta revolucionaria como lo pudo ser la electricidad en su día: ¿os imagináis una sociedad sin suministro eléctrico?… ¿os imagináis una sociedad sin internet? Pero como toda herramienta hay que conocerla, saber utilizarla y controlarla.
Me preocupa también especialmente el riesgo que supone para los que ahora son niños, para las nuevas generaciones del futuro, que ya han nacido inmersas en este medio. Los de mi generación (yo soy de 1974) hemos visto nacer Internet en nuestra juventud y hemos vivido la Sociedad antes y después de Internet (la Sociedad antes y después del “suministro eléctrico”) y por tanto podemos calibrar mejor esta herramienta al saber cómo eran las cosas antes, y las ventajas y desventajas que conlleva.
Mencionaré algunas de sus múltiples ventajas: rapidez en la comunicación, y por tanto agilidad en todo lo que se desprende de esas comunicaciones como gestiones y trámites; acceso a la información; acceso a un mayor número de personas; mayor facilidad para contrastar información y puntos de vista; mayor facilidad para gestar ideas y proyectos; acceso a nuevas herramientas de trabajo y acceso también a nuevas vías de ocio. En resumen, internet es un “booster”, un propulsor, de las comunicaciones y de las relaciones humanas.
Y como todo, posee también una parte más gris con desventajas que son más o menos obvias para todos, como la posibilidad de encontrar información no veraz, la falta de privacidad, la falta de control total sobre los datos personales y la información publicada, etc…
Mi intención no es demonizar internet porque os repito soy una apasionada de esta nueva herramienta. Mi intención es haceros recordad que no olvidemos algo: el papel en blanco. Mi intención hoy es llamaros la atención acerca de una desventaja que quizá no sea tan obvia y que entraña sus peligros: esta inercia de la reactividad.
Y este al que me gusta llamar, “el ejercicio del papel en blanco” para combatirla, es un ejercicio especialmente importante y simbólico que, especialmente también, las nuevas generaciones no deberían perder: debemos ser capaces de “parar” toda la información a nuestro alrededor, coger una hoja en blanco y pensar por nosotros mismos, desde cero. Luego ya podremos ver y contrastar lo que dicen, opinan, comentan, rumorean los demás….pero no perdamos nuestra capacidad de pensar y actuar por acción, por acción propia. No perdamos el papel en blanco.
Gloria García-Cuadrado
Físico Teórico