Mi madre aún sigue viva para una civilización extraterrestre que se aleje de nosotros…
AHORA…Ahora estoy sentada frente a mi ordenador, en un día de mayo caluroso y lluvioso…Ahora resbalan las gotas de lluvia por el cristal de la ventana desde la que puedo ver el asfalto mojado…Ahora el semáforo se pone en verde dando paso al tráfico cuyo sonido amortiguado recuerda al oleaje del mar…Ahora una anciana cruza el paso de cebra empujando el carrito de la compra, que le pesa….Ahora un niño le adelanta corriendo mientras su madre va atrás acercándole la mano para que la coja….Ese es mi ahora.
Pero tu ahora es distinto: cuando lees este ahora mío, tu estás sentando frente a tu ordenador, o dispositivo móvil, quizá en silencio, quizá con distracciones a tu alrededor, quizá con una taza de café al lado o un vaso de agua…tu ahora está en mi futuro y mi ahora está en tu pasado.
Una de las grandes proezas de Albert Einstein fue enseñarnos que el tiempo es relativo: no hay un reloj absoluto indeformable, impasible, con un “tic tac” rítmico e imperturbable…Cada uno de nosotros transporta su propio reloj, su propio “tic tac”….y ese “tic tac” se acelera o se ralentiza dependiendo de la velocidad a la que nos movamos y del lugar en el que estemos: a mayor velocidad o mayor campo gravitatorio, más se ralentiza tu “tic tac”….a menor velocidad o menor campo gravitatorio, más se acelera.
El tiempo es una de las grandes magnitudes de la física, y de nuestra vida diaria: el tiempo vuela, el tiempo es dinero, se nos va el tiempo….El tiempo parece fluir, como un río, indefectiblemente de un punto hacia otro, a veces más calmado, a veces embravecido, pero siempre fluyendo; y además, en una dirección muy determinada: el mar para el río; el futuro para nosotros. Y también para nosotros el pasado ya es agua pasada y el futuro aún está por llegar, aún no existe.
Pero, a un nivel más fundamental, Einstein nos proclama que eso no sucede así: esa es una ilusión del mundo a nuestra escala…
En realidad, el tiempo sería más bien como un río congelado: el tiempo no fluiría, el pasado no se esfumaría y el futuro ya existiría…Como el río congelado, podemos retomar el camino hacia atrás porque el agua sigue estando allí; y también podemos avanzar hacia adelante porque el agua ya está allí congelada. Y el tiempo también puede avanzar más rápido o ir más lento, como el agua congelándose más o menos rápidamente; y al congelarse, no tenemos tampoco una dirección marcada: podemos avanzar en cualquier dirección, no necesariamente sólo hacia adelante, sólo hacia el futuro.
Pensamos continuamente acerca del tiempo: recordamos nuestro pasado, hacemos planes para el futuro, aunque ese futuro sea dentro de una hora: “…Dentro de una hora tengo que salir para llegar a tiempo a la reunión; o a recoger a mis hijos…”. Y lo hacemos compulsivamente, casi sintiendo la misma necesidad que la que tienen los viajeros al tomar un avión o un tren para no perder la oportunidad y que se les escape el viaje…
Y fueron precisamente los trenes, los que inspiraron al grande, Albert Einstein…fueron los trenes los que le hicieron pensar profundamente acerca del tiempo.
En el momento de nuestra historia, en los primeros años del siglo XX, en el que en la sociedad empezaba a utilizarse prolíficamente el tren como método de transporte, el tiempo suponía un gran problema: cada ciudad establecía su propio horario para las llegadas y partidas de los trenes, de modo que resultaba harto complicado para el pasajero coordinar su viaje. Y para complicar aún más la coordinación, cada tren “transportaba” la hora de la ciudad en la que había iniciado su viaje: si viajábamos de Paris a Génova, manteníamos la hora de París en todo el trayecto, pero si lo hacíamos de vuelta, de Génova a París, era la hora de Génova nuestra referencia. Y a medida que aumentaban las líneas férreas y el número de ciudades interconectadas, la confusión del viajero crecía.
La situación debía solucionarse de alguna manera. Y empezaron a llegar muchas patentes vinculadas a sistemas de medida y coordinación de relojes a través de largas distancias…y llegaban también a la oficina de patentes de Berna (Suiza) en la que trabajaba por aquella época nuestro joven Albert Einstein. Allí nuestro joven físico tuvo acceso a las grandes invenciones sobre el tiempo de su época: relojes sincronizados mediante el intercambio de señales telegráficas; mediante ondas de radio…En cierto modo, esa oficina de patentes en Berna de principios de 1900, se convirtió en la nueva “biblioteca” para Einstein y en foco de inspiración para el gran físico.
Probablemente fue allí, en Berna, en esa oficina de patentes, donde Einstein empezó a pensar acerca de la naturaleza del tiempo. Y ese viaje intelectual le llevó a destronar la idea vigente desde la época de Isaac Newton, de que el tiempo es universal, tiene el mismo “tic tac” para todos. Einstein descubrió en su viaje intelectual que el tiempo es personal, cada uno de nosotros transporta su propio reloj que corre además a ritmo diferente según cuán rápido nos movamos y dónde estemos.
Estas diferencias de ritmo entre nuestros relojes son imperceptibles en nuestra escala cotidiana, pero existen. E incluso algunas de ellas, por pequeñas que sean, deben ser tenidas en cuenta para nuestra vida diaria, como las correcciones que deben introducirse en los relojes de la constelación de satélites GPS, si no queremos errar a la hora de determinar nuestra posición. Así es que no hay un reloj Universal como decía Newton, sino que hay relojes, hay “tiempos” como nos dice Einstein.
Y no sólo eso: Einstein, con la ayuda de un gran matemático de su época, Minkowski, también nos reveló que existe una conexión profunda entre espacio y tiempo: ambas magnitudes están unidas en lo que llamó espaciotiempo. Y ambas magnitudes son deformables por la presencia de materia o energía y de su estado de movimiento: el espaciotiempo es deformable. Y de hecho además, espacio y tiempo están relacionados de modo que cuanto más tienes de uno, menos tienes del otro.
Imaginemos por ejemplo que nos desplazamos en uno de esos trenes…a 50 Km/h hacia el Norte. Ahora tomamos una bifurcación y empezamos a viajar hacia el Nor-Este, a la misma velocidad. Aunque sigo avanzando hacia el Norte, lo hago en menos cantidad porque estoy compartiendo ese movimiento también para avanzar hacia el Este. Si quisiera avanzar una cantidad determinada de metros hacia el Norte, deberé emplear más tiempo en el caso de tomar la bifurcación, porque con ese camino avanzo menos hacia el Norte al estar moviéndome también hacia el Este. Menos capacidad para cubrir ese espacio que quiero, más tiempo que debo emplear para cubrir esa cantidad de metros que deseo (a la misma velocidad).
En el caso extremo y magnificando los efectos: llegamos ahora a la estación e imaginad que nos apeamos del tren y alguien nos espera sentado en la estación. Yo me quedo quieta al descender del tren, en el andén, y le miro. Él dirá que no me estoy desplazando, que me he quedado allí quieta…pero de hecho sí que me estoy moviendo: me estoy desplazando en el tiempo. Ahora aquí mi desplazamiento en el espacio es cero y está todo en la variable tiempo. Si empiezo a moverme ahora hacia él, empiezo a trasladar parte del movimiento también al espacio, de modo que me desplazaré menos en el tiempo porque tengo que repartir ese movimiento ahora entre dos “direcciones”: el espacio y el tiempo. Así es que si miro mi reloj mientras avanzo hacia él, veré que el ”tic tac” va más lento que antes; y si me paro en el camino, veré que va más rápido, porque dejo de invertir parte de mi movimiento en la dirección ”espacio” y va todo al tiempo. Vuelvo a avanzar hacia el que me espera, y mi reloj se ralentiza de nuevo…
Y él, el que me espera, también notará algo más acerca de mí: me verá ralentizada cuando camine hacia él, todo lo relativo a mí lo verá más lento: me verá caminar como a cámara lenta, hablar como a cámara lenta….y recuperaré el ritmo “normal” para él cuando me detenga; y volveré a ralentizarme de nuevo para él cuando me mueva. Aunque yo eso no lo percibiré: para mí, mi tiempo y mis movimientos son “normales”.
Este es quizá uno de los descubrimientos de Einstein más importantes y sutiles, y que se verbaliza poco en estos términos: movernos en el espacio, afecta el paso del tiempo. Para la persona que se mueve por el espacio, el tiempo va más lento. E irá más lento cuanto más rápido nos movamos, pero sólo por el hecho de desplazarnos, ya estamos afectando el paso del tiempo: tenemos que compartir el movimiento entre dos “direcciones”.
Por muy extraño que parezca, esto sucede, pasa. Las ideas de Einstein han sido probadas una y otra vez: Hasta la fecha lo que conocemos las corrobora, y eso es, pues, lo que sucede.
Volvamos a mi ahora…e imaginémoslo ahora como una fotografía, o un fotograma de una película, congelado: en este “fotograma de mi ahora”, suena mi móvil, lo miro, y el semáforo está en verde para los coches, que empezarán a pasar…Vamos ahora a por el siguiente fotograma…y vamos a ampliarlo: En el siguiente fotograma de mi nuevo ahora: cojo el móvil; los coches avanzan….mi hija, Claudia, está empezando a comer en el colegio; mi hijo, Armand, está empezando a dormir en la guardería…en los jardines que rodean la Torre Eiffel una paloma emprende el vuelo; alguien emite un ronquido mientras está durmiendo en Los Ángeles; un pequeño meteorito choca contra la superficie de la Luna; y la sonda Voyager 1 ha avanzado unos metros en su viaje por el espacio interestelar…
Todos estos sucesos y otros que pienso que están ocurriendo en el mismo momento del tiempo pero en diferentes regiones del Universo, forman el “fotograma” de mi AHORA”. Y a ese fotograma le seguirá otro fotograma con todos los sucesos que ocurran en ese momento, y a ese otro, y a ese otro; y otro; y otro…Los podemos visualizar como una colección de diapositivas, correspondiendo cada fotograma a una diapositiva.
Si tuviéramos la capacidad de verlo todo a la vez, nuestra experiencia cotidiana nos hace pensar que tu, yo y cualquier otra persona coincidirá en lo que aparece en cada diapositiva y en cada una de las siguientes; que lo que se ve en cada diapositiva estaba ocurriendo en el mismo momento, en el mismo instante de tiempo…
Pero Einstein nuevamente, como consecuencia de lo explicado con anterioridad, rompe esta idea…
Imaginemos ahora que el espaciotiempo es una barra de pan de molde…Es quitarle algo de “glamour” al espaciotiempo, pero seguro que nos disculpará momentáneamente porque contribuirá a que visualizemos mejor lo siguiente que voy a explicaros….
Imaginemos pues nuestro espaciotiempo como una barra de pan de molde…Podemos cortar la barra en diferentes rebanadas y cortar las rebanadas más rectas o con el cuchillo más inclinado…Cada una de estas rebanadas sería un AHORA de la historia del Universo, construido como esa sucesión de diapositivas que hacíamos con mi ahora: En una rebanada está mi móvil, los coches en marcha, mi hija Claudia comiendo, mi hijo Armand durmiendo, el meteorito chocando, la sonda Voyager 1 avanzando…la siguiente rebanada incluye otros sucesos que ocurren en el Universo de forma simultánea, etc…
Del mismo modo en que existen diferentes formas de cortar la barra de pan de molde en rebanadas individuales, también existen diferentes formas de “cortar” el espaciotiempo, de descomponerlo, en fotogramas, “rebanadas” del ahora individuales.
Como el movimiento afecta al paso del tiempo, alguien que se esté moviendo tendrá una percepción diferente de lo que esté ocurriendo ahora. No verá por tanto en su ahora las mismas cosas que tú, simplemente porque su ahora será distinto. Cortará por tanto la barra de pan en rebanadas diferentes a las tuyas, sus rebanadas estarán en un ángulo diferente: la persona que se mueve “desvía” el cuchillo y corta las rebanadas del ahora en ángulos diferentes; no serán paralelas a nuestras rebanadas del ahora.
Imaginemos ahora que yo corto una rebanada de mi AHORA en el pan de molde del espaciotiempo. Si otra persona está muy lejos de mí, en otra Galaxia o incluso más lejos, sin campos gravitatorios intensos alrededor –está en su nave pero no cerca de un agujero negro o estrella de neutrones por ejemplo – y no se está moviendo relativo a mí, los tics de nuestros relojes avanzan al mismo ritmo y ambos cortaremos las rebanadas del ahora en la misma dirección, y por tanto coincidiremos en qué es lo que está sucediendo ahora.
Si esta persona empieza a moverse y se aleja de mi, su reloj irá más lento y su ahora no coincidirá con el mío; desvía el cuchillo en el corte y su rebanada de ahora no será la misma que la mía. De hecho, será como si cortara una rebanada del espaciotiempo inclinada hacia mi izquierda, hacia mi pasado: su ahora estará incluyendo sucesos de mi pasado. Si en cambio se está acercando a mí, será como si cortara una rebanada hacia mi derecha, hacia mi futuro, y su ahora estará incluyendo sucesos de mi futuro.
Y no hace falta que esté moviéndose a velocidades muy elevadas: incluso moviéndose a la velocidad típica de una bicicleta, el efecto hacia el pasado (si se aleja) o hacia el futuro (si se acerca) es muy considerable porque parte de muy lejos: la desviación del corte, por pequeño que sea el ángulo, resultará en una gran diferencia en el tiempo sobre largas distancias. Por ejemplo, en una galaxia a unos 10.000 millones de años luz, esa persona con sólo alejarse de nosotros a la velocidad de una bicicleta, incluirá en su ahora, ni siquiera a mí que estoy viva, ni siquiera el momento de mi nacimiento…llegará a incluir en su ahora eventos de hace unos 200 años como algún suceso de la vida de Beethoven. Del mismo modo, si esa persona de esa Galaxia a 10.000 millones de años luz de distancia de la Tierra, empezara a acercarse hacia nosotros a la velocidad típica de una bicicleta, su ahora incluiría sucesos que para nosotros ocurrirán dentro de 200 años.
Y he aquí la segunda implicación trascendental, perturbadora y esperanzadora al mismo tiempo: si el ahora de alguien puede ser lo que yo considero mi pasado, o el ahora de alguien puede ser lo que yo considero mi futuro, y su ahora es tan válido como el mío –no hay observadores privilegiados –…entonces, el pasado debe ser real y el futuro debe ser real, tan real como lo es el ahora. Deben estar ya allí para que sean accesibles a otros, como el río congelado o como la película ya rodada: el pasado no se ha ido y el futuro ya está allí.
Tal y como pensamos en el espacio como algo que está -aunque no estemos ahora allí, sabemos que Paris está allí – y que podemos desplazarnos en el espacio hacia cualquier lado porque simplemente está….así también deberíamos pensar en el tiempo como algo que también está. Todo lo que ha pasado o lo que pasará, ya existe.
Así es que citando al propio Einstein “La distinción entre el pasado, el presente y el futuro, es sólo una ilusión”.
Me parece algo tan extraordinario e importante que debería proclamarse a los cuatro vientos y aparecer en todos los libros de texto de las escuelas.
Es ésta una nueva y sutil lección de humildad de la ciencia que se suma a otras: el Universo no gira alrededor de la Tierra, sino que somos nosotros los que giramos entorno al Sol; ni siquiera el Sol es único; existen otros Soles; ni siquiera nuestro Sistema Solar es único, existen otros planetas en otros sistemas solares; llegaremos a comprobar también que ni siquiera somos nosotros la única vida en el Universo; y que ni siquiera nuestro Universo es único…
Einstein añade a la lista anterior que ni siquiera nuestro tiempo es único, es privilegiado: existen otros tiempos, otras escalas de tiempo y otros “ahora”, que son tan válidos como el nuestro.
AHORA…El ahora de una civilización extraterrestre que esté lo suficientemente lejos de nosotros, está incluyendo el momento de mi nacimiento, los paseos de la mano con mi madre, sus cuentos, sus canciones y sus caricias…esos momentos forman parte del ahora de alguien que está en algún lugar…
Aunque no podamos hacer nada “práctico” con ello, porque tampoco podríamos comunicarnos efectivamente con alguien a miles de años-luz de la Tierra – mi mensaje tardaría miles de años en llegar y otros miles de años en llegarme su respuesta – …Aún siendo por tanto un hecho que escapa a nuestro ámbito y posibilidades cotidianas, es hermoso pensar que eso sucede. Es hermoso pensar que, de algún modo, el pasado no se ha perdido y puede recuperarlo alguien.
Gloria García-Cuadrado
Físico Teórico